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Un día en el parque de San Antonio de Pereira

  • orientandotemedio
  • 21 mar 2022
  • 4 Min. de lectura

Por: Patricia Corrales V.


En todo el centro se observa una estructura de estilo colonial, está dividido por tres bloques, se resalta su madera, resultado de un grandioso trabajo artesanal. Muchas de las personas que van allí admiran su belleza. Esta es la iglesia de San Antonio de Pereira un pueblo ubicado a tan solo unos pocos minutos del municipio de Rionegro, Antioquia. Al llegar al sitio nos encontramos con su parque principal que no cuenta con más de 4 cuadras de extensión.

La vida diaria comienza alrededor de las 5 de la mañana cuando las familias inician su rutina para llevar a sus hijos al colegio. También, las personas se preparan para salir al lugar de su trabajo. A las 8 de la mañana se puede empezar a apreciar el cielo despejado. Y así, como se dispersan las nubes comienzan a llegar las personas al parque del pueblo. Alrededor de las 9 de la mañana la mayoría


de los negocios aledaños al parque están abiertos, y aunque en semana no concurre mucha gente hay lugares muy frecuentados, como es el caso de Su Frida Café un lugar que lleva allí cuatro años y fue recibido con mucho aprecio por los habitantes de San Antonio de Pereira.

El lugar está lleno de cultura y tradición, al entrar se puede sentir cómo nos transporta a las costumbres mexicanas, sus mesas decoradas con flores, alrededor de todo el café se pueden encontrar calaveras negras de todos los tamaños con dibujos en colores fluorescentes que le dan mucha vida al lugar. También, es posible encontrar en varios de sus espacios imágenes de catrinas, todas ellas en colores muy llamativos. Pero su atractivo principal se observa en cada rincón del sitio, “Frida Kahlo” una pintora mexicana que uso sus experiencias de vida para crear belleza y obras que la hicieron una de las mujeres de Latinoamérica más reconocidas en el arte. Muchas de las pinturas que realizó son autorretratos, como ella dijo, “Me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco”.


La vida en aquel parque suele ser muy tranquila e incluso a veces se tiñe un poco solitaria. La mayoría de los negocios solo suelen estar llenos los fines de semana cuando los turistas se acercan allí. En semana no hay mucho por hacer en aquel lugar, y es por eso por lo que las personas crean una rutina la cual cumplen cada día sin falta alguna, algo parecido a una tradición. Y es así como nos encontramos con Nelson Arango, un hombre alto, que utiliza anteojos tras los cuales se encuentran sus pequeños ojos que reflejan su sencillez. A simple vista se nota lo generoso y amable que es, todo el tiempo lleva una sonrisa en su rostro y disfruta de compartir con sus amigos a diario. Tiene 75 años y hace 9 años tomó la decisión de venirse de Envigado en busca de una vida mucho más tranquila y calmada, puesto que después de ser pensionado de una empresa de refractarios en la que trabajó la mayor parte de su vida, solo quería poder descansar y qué mejor lugar que San Antonio de Pereira.


El señor Arango llega todos los días sin falta alguna llega al parque, específicamente a la Cafetería Central a las 10:30 de la mañana, y allí se encuentra con sus 3 compañeros o en algunos casos con muchos más. Entre chistes y anécdotas comparten diariamente una taza de café, “Nos sentamos acá a hablar y ver qué sucede de inesperado, ya que cada día lo único que se ve pasar son carros”, cuenta don Nelson


Don Nelson- Camisa color marrón. A Don Nelson siempre lo encontrarán en aquel lugar de 10:30 de la mañana hasta las 12:00 del mediodía cuando decide regresar a su casa en busca de almuerzo.

A las 11:30 de la mañana se puede apreciar el sonido de las campanas para avisar a las personas que deben ir saliendo para asistir a la misa de las 12 del mediodía, pasado aquel aviso el parque vuelve a quedar en el silencio en que se encontraba y las personas siguen en su rutina. Sin embargo, cinco minutos más tarde ese silencio se ve interrumpido por un parlante anunciando “la mazamorra”, este sonido le avisa a las personas que se acerca el mediodía, y por consiguiente la hora de almuerzo. Después de unos cuantos minutos el carro se aleja con su sonido y el parque vuelve a quedar en silencio, el cual no dura mucho pues las campanas vuelven a sonar a las 11:45 siendo este el último llamado para que las personas se acerquen a la eucaristía del mediodía. A las 12 del mediodía el parque parece ser un lugar fantasma, pues el flujo de vehículos se reduce y las personas se dispersan del lugar, son muy pocas las personas que se ven cruzar por el parque y el silencio lo invade. Así se quedó un largo rato hasta que 2 niños muy felices llegan a jugar, se divierten en los columpios y resbaladillas y aunque cae una ligera llovizna esto no les impide para seguir jugando y disfrutando un rato allí.

El parque de San Antonio en semana es muy tranquilo; el ruido es reducido al igual que las personas que pasan por el lugar. El contraste que hay entre semana y fines de semana es muy notable. El parque principal y sus alrededores parece casi irreconocible por la cantidad de personas que transitan por allí. El atrio de la iglesia, esa misma que entre semana solo ve unas pocas personas pasar por su alrededor, en los fines de semana está totalmente lleno. Es un lugar especial por conocer, que no solo se debería de visitar los fines de semana y los días de fiesta, sino también en semana cuando sus calles parecen ser un lugar diferente.


 
 
 

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