Un arte que se hereda
- orientandotemedio
- 16 may 2022
- 4 Min. de lectura
Por: Juliana Otálvaro Marín

En la actualidad y en un mundo cada vez más permeado por las redes y el facilismo es poco frecuente ver a un hijo hacer las mismas cosas que hace su padre, menos aún cuando muchos ven esos quehaceres como un folclor o algo chistoso nada más. Pero la trova en los últimos años ha venido siendo reconocida como un arte cultural, y no ha dejado de ser una tradición que se hereda por generaciones. El reflejo de eso son Carlos Vargas ‘Galileo’ y Maximiliano Vargas ‘Maxi’, padre e hijo que desde hace unos años vienen disfrutando de practicar, estudiar y prepararse juntos para los distintos retos que trae el hacer poesía con cuerdas.
Desde sus comienzos:
Cuenta el papá que desde pequeño, fuera en los actos cívicos del colegio o cuando se reunía a compartir en familia, hacía trovas. “Técnicamente inició con mi hermano Diego Vargas ‘La flecha’ en la escuela de trova en Marinilla, donde nos dimos cuenta que trovadores hay muchos y escuelas existen más. Allá empecé a aprender cómo construir una trova, que era la rima, la métrica, la coherencia, y otros conceptos que desconocía”, menciona el papá de Maxi.

Galileo inicia a prepararse desde el 2014 y nos dice que desde muy pequeño Maxi ya mostraba el gusto que tenía también por este arte. “Maxi desde muy pequeño hacía trovas o al menos las tarareaba, nos veía trovar y también lo quería hacer. Así no le saliera la trova, musicalmente estaba bien. Luego empecé a explicarle cómo construir una trova, como funcionaba, como se escuchaba y todas esas cosas”, relata el trovador.
En el 2021 sin mucha preparación ni experiencia, con lo que había aprendido de su padre, decide iniciar Maxi su participación competitiva en el Festival Ciudad de Medellín. Allí en su primera presentación se coronó Virrey Nacional de la Trova destacado por una improvisación pura, algo que tenía explicación desde su ‘inexperiencia’. “Después de eso que vivimos el año pasado hemos venido preparándonos para lo que viene. Ensayamos en la casa, lo llevó a la escuela, le enseñó cosas técnicas, cómo afrontar un tema impuesto y diferentes modalidades que nos va a tocar enfrentar en competencia. Cuando tenemos la oportunidad hacemos algún show o nos presentamos en alguna parte, o sino simplemente compartimos en familia o con amigos. Con eso nos vamos preparando para la llegada del Festival Ciudad de Medellín, el más importante y el que uno siempre espera, destacan Galileo y Maxi.

Carlos Mario Vargas Castaño ‘Galileo’ cuenta que desde que era muy pequeño disfrutaba viendo el festival que se hacía en El Carmen de Viboral. Tenía por nombre ‘Festival Internacional de la Trova Dobletiada’ y en él se contaba con muy buenos exponentes, de los que recuerda a ‘Cacao’ y a ‘Peralta’ (trovadores muy reconocidos) quienes lo hacían embelesar viendo las tandas en los tablados. “Además en la escuela le ponían a uno de tarea hacer una trova o una adivinanza, algo que tuviera que ver con el arte, de ahí le fui tomando gusto a esto y fui entendiendo que lo uno tenía que sonar parecido con lo otro, así aprendí a medio escribirla. Ya después en las reuniones familiares nos daba por trovar, siempre ha existido algo que nos parece agradable del arte de la trova; aunque en la familia no había nadie que lo supiera hacer”, cuenta Vargas.
Una tradición familiar:
Galileo y su hermano ‘La flecha’, fueron reconocidos y condecorados por hacer resurgir la poesía en su pueblo de origen, donde junto con el también trovador Edwin Alzate ‘Neruda’ estuvieron encargados de iniciar un proceso de trova en el municipio y proponer el Festival ‘Renace la Trova’ en el marco de las populares Fiestas de la Loza en El Carmen de Viboral hace aproximadamente cuatro años.
El mencionado Festival se ha caracterizado por traer a los mejores trovadores del momento y del país. “El proceso iniciado ha sido ganador porque ha servido de espejo para otros municipios como: El Santuario, La Ceja, Abejorral… que también han iniciado un trabajo con niños y jóvenes en veredas y en los Institutos de Cultura, acompañados por grandes trovadores. “Lo más importante de eso es: uno, no dejar morir la cultura. Y dos, poder trabajar con los niños que son los que van a cultivar la semilla. Si uno después de viejo aprendió a trovar y lo hace bien, como se irán a volver ellos”, resalta Galileo.
Desde hace más o menos cinco años la trova viene con muchísima fuerza en el Oriente y en Antioquia. Ya no es solo Marinilla, conocida como cuna de grandes trovadores, de donde han salido, por ejemplo, ‘Los marinillos’ integrados por Germán Carvajal ‘Minisigüí’ y César Augusto Betancur ‘Pucheros’, y otros conocidos como: ‘Gelatina’, ‘el Puntudo’, entre otros grandes trovadores. Aunque allí está la escuela, que dirige Neruda, donde Galileo inició a hacer poesía no de forma jocosa sino más técnica, y comenzó a soñar con expandir el arte de trovar.

El ‘Tróvate pues’ fue el evento que hizo renacer la trova en El Carmen de Viboral, impulsado y creado por Galileo y su hermano La Flecha, evento que por su eco en los medios de comunicación del pueblo y el apoyo de algunos Concejales logró convertir la trova en un Decreto Municipal para que no muera ni se pierda la pasión de un arte que se hereda.
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