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Tribu Romí: la experiencia inclusiva del cuerpo

  • orientandotemedio
  • 17 ago 2021
  • 2 Min. de lectura

El colectivo de danza cejeño busca continuar explorando las nociones del movimiento, la piel y la inclusión con su espectáculo ‘El Tempo de la Diosa’.



Consolidada a principios de 2020, Tribu Romí ha buscado trascender el significado de la integración femenina por su empoderamiento, a través de la danza y el sonido. – Fotografía de Pablo Tobón


La noche del pasado 31 de julio, el Teatro Juan de Dios Aranzazu, en su paciente proceso de reapertura, se hizo tribal con la presentación de Tribu Romí, quienes, en un homenaje a la cultura oriental, con influencias locales, escenificaron un despliegue coreográfico de telares, joyas y luz que deleitó a los asistentes.


Encabezadas por la experiencia de las bailarinas Gisselle Villada y Maria Isabel Toro, Tribu Romí se especializa en la danza tribal ATS o American Tribal Style, una escuela norteamericana de danza del vientre, especialmente vistoso por sostenerse sobre la improvisación y la creatividad de sus bailarinas. Asimismo, esta agrupación artística, en su ambición por la novedad, añade su propia interpretación a cada una de las piezas, haciendo de cada baile un acontecimiento único.


Por esto, y como hecho sobresaliente a la par que atípico, “El Templo de la Diosa” contó con una participación poco común, sobre el escenario, para los estándares de la danza del vientre tradicional: dos figuras masculinas que se hicieron acto en cada una de las coreografías al unísono de los movimientos de sus compañeras. Tanto Juan Camilo Valencia como Andrés Juan Ciro, cercanos a los procesos artísticos de Teatro Bitácoras y del colectivo teatral Sv Pvta Madr, al ser ambos actores, ya tenían cierta cercanía con algunas de las integrantes, quienes, en un gesto de inclusión y amistad, no dudaron en invitar a sus pares a la tribu.


Tras la venia y los aplausos, Andrés Juan, estudiante de filosofía y uno de los nuevos integrantes de Romí expresó: “En definitiva, la danza es más que un simple contacto”. Haciendo explícita su emoción, que elaboró como “una especie de trance”, agregó: “En un momento estaba moviéndome y de repente estaba en los camerinos cambiándome el vestuario. Fue algo muy extraño, en ocasiones mi mirada se topó con las de algunos conocidos del público, quienes me miraban con una sonrisa, ese sentimiento es, ¡ah! ¡Impresionante!”.


Con este vínculo, el de la sensación de la danza y el de los ojos expectantes, Tribu Romí continúa creciendo en su labor cultural, extendiendo, además, la invitación a cualquier interesado que quiera adentrarse en el mundo de la danza tribal, pues es sobre las tablas donde la tribu toma forma y abraza a quien desee verse sobre la tarima, sin importar su raza, sexo, sexualidad o nacionalidad. “El templo de la Diosa” es la exteriorización de lo único que nos es propio, el cuerpo. Juan Camilo Valencia personificando a Osiris,

una de las diferentes deidades de la mitología egipcia y

oriental que se representaron en ‘El Templo de la Diosa’.

- Fotografía de Pablo Tobón



 
 
 

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