Tejido colectivo: Mujeres en defensa y servicio del territorio
- orientandotemedio
- 14 mar 2022
- 4 Min. de lectura
Por.Sarita Castrillón y Juan Felipe Valencia
Se ha creído en el estigma que las mujeres no pueden trabajar juntas, pero en El Carmen de Viboral existe un grupo de chicas que se integró para demostrar que si se puede hacer un trabajo colectivo entre ellas, trabajar por la comunidad y generar una mayor participación de la mujer en decisiones políticas y sociales. Además de esto, este grupo se une con otros colectivos que existen en el municipio para aportar a un desarrollo integral, con una visión y prioridad por la transformación del territorio y los habitantes de la región. Movilizaciones porque sea más tenida en cuenta el género femenino, por un “No a la minería” y Talleres de formación con las mujeres de la comunidad son algunas de las iniciativas propuestas por las mujeres del colectivo.

Uno de sus principales pilares, como nos cuentan algunas de sus integrantes, es el planteamiento y el inicio del desarrollo de la escuela popular, una escuela que se está comenzando a ejecutar en la Vereda Camargo en el municipio locero del oriente de Antioquia. Esta vereda en la actualidad tiene un señalamiento de ser peligrosa, se ha convertido en invisible para la sociedad con dinámicas pesadas dentro de sus pobladores. Por eso, la idea de esta escuela es poder construir y constituir algo desde el tejido, que permita que los estigmas que hay hacia esta localidad se pierdan, y se empiece a reconocer por el avance y mejoramiento que empieza a tener esta comunidad.
La visibilización del colectivo comienza con esa apropiación que el grupo comienza a tener en diferentes comunidades. “Nosotras vamos e iniciamos un proceso allá, pero la idea no es que tengamos que estar ahí para que la comunidad se mueva, sino que la comunidad también se empiece a articular entre ella y pueda seguir generando esos procesos” comenta Lina María, integrante del grupo. Esa apropiación de la comunidad ha sido clave para que el colectivo identifique esa transformación que están haciendo y la visibilidad que se va teniendo.
Tejido Colectivo sigue participando en el tema de la defensa del territorio con el movimiento “NO a la minería”. Este año estará vinculado con el festival de la montaña, festival que este año se llevará a cabo en las veredas El Provenir y La Represa (ubicadas en El Cañón de Santo Domingo y El Melcocho), en el cual se desarrollará talleres formativos con arbustos y vegetales asociados a la mujer en sus diferentes ciclos de vida, como la menstruación, el embarazo, el parto, el posparto… y como es el acompañamiento de estas plantas en estas etapas.

Existe una preasamblea dentro del grupo donde varios colectivos e individualidades se han querido sumar para tener un espacio seguro para hablar de la política pública para la mujer que ya está en discusión. Y a partir del 8 de marzo se quiere conformar la asamblea con muchas más mujeres para todos los proyectos que se vienen, donde buscarán un espacio físico para tratar temas de mujeres que han pasado por violencia sexual, violencia de genero… “para nosotras es muy importante siempre articularnos con otros colectivos o individualidades y poder constituir la asamblea por la defensa y la participación de la mujer en el territorio”, aseguran las integrantes del Tejido. Así esperan seguir fortaleciéndose y visibilizando los procesos que tienen.
“Tejido lo integran 16 personas, también está la mamá de una de las fundadoras, y todas aportamos desde el cambio o la construcción de las actividades, porque nosotras somos un colectivo muy organizado. Tenemos comités, se da la oportunidad de aprender del otro, yo tengo mis compañeras de trabajo social y constantemente soy aprendiendo de ellas. Nos impulsó eso, el motivo de encontrar otros entornos donde las mujeres pudiéramos participar y accionar, ya cuando no reunimos todas se empezó a crear este entorno seguro”, dice Lina una de sus integrantes. Su lema principal es “tejiendo dignidad” donde las personas puedan vivir bajo condiciones dignas, donde haya justicia social y donde se les permita a las comunidades ser y construir desde sus propios espacios, desde su contexto lo que para ellos representa un buen vivir.

El colectivo nace con el último paro nacional que hubo, dos compañeras lo fundaron con la idea de generar un lugar donde se pudieran reunir muchas más personas, principalmente mujeres, y que fuera también un entorno seguro donde se hiciera toda la participación social y comunitaria. “Si bien ellas fueron las que tuvieron la idea, las que generaron ese primer momento, todas las que empezamos a llegar al colectivo fuimos todos esos componentes que necesita la semilla para germinar, o sea, sino llegan estas chicas a nosotros la semilla se queda ahí”, dice la integrante. También nace por una preocupación de ellas por juntarse con mujeres, por derribar ese estigma que se tiene con el trabajo colectivo entre mujeres. En sí nace del paro y de la necesidad de crear un entorno seguro para la participación política y pública de las mujeres.
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