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San Vicente, las tierras de la caridad cejeña

  • orientandotemedio
  • 4 nov 2021
  • 7 Min. de lectura

Por: María Isabel Moreno Carmona


El 19 de septiembre de 2020, Ana Delfa Galeano Osorio señora robusta, trigueña y de cabello marcado por la insignia del tiempo pasado se encontraba en el patio de su casa, un terreno más del barrio San Vicente, ubicada en la carrera 21 de La Ceja del Tambo, municipio rodeado por el verde eterno de las montañas antioqueñas. La mujer preparaba el almuerzo: movía, con esa destreza de las abuelas cocineras, un cuchillo afilado que le arrancaba la cáscara a las diminutas papas criollas.


El lugar daba la sensación de ser una pequeña granja. Estaba repleto de animales que formaban un coro con sus diversos sonidos. Había un conejo, diez gallinas, dos pájaros, un gato, dos loros y un gallo. Además, existía un suelo fértil, del cual brotaban papas, cebollas, lechugas, repollos, zanahorias, sábilas y rosas rojas y rosadas.


Ana Delfa, a sus 73 años, hablaba de lo feliz que está en su morada, un área con sala, comedor, cocina, cuatro habitaciones, un baño, patio trasero, piso en cemento, paredes repletas de adornos y un techo alto en tablilla. Es una de las viviendas arregladas por la Junta Directiva Vicentina, grupo que coordina todas las acciones necesarias de la Sociedad San Vicente de Paúl, Abreviada SSVP, en la localidad.


¿Cómo se siente en esta casa? pregunto sin perderla de vista.

¡Es muy rico! No me quedo quieta ni un minuto, yo siembro y recojo la cosecha … Voy a misa todos los días, ¡qué tal que no! contesta con un tono de voz suave.


Origen de un proyecto que supera las fronteras



Varias casas están deterioradas; pero, el musgo y las plantas se reproducen. Hay vida en medio del caos. Así como hay esperanza en la caridad

San Vicente de Paúl, un sacerdote que entregó su vida por los más necesitados, es el aliciente y el soporte para llamar la Sociedad, una entidad laica e independiente de organismos gubernamentales con misión en diferentes partes del mundo.


La SSVP cuenta con un Consejo Directivo Mundial, actualmente, ubicado en Brasil, y dirigido por Renato Lima de Oliveira, primer presidente latinoamericano. De igual modo, está conformada por los Consejos Directivos Nacionales. Colombia tiene su sede en Bogotá, y es administrada por Rafael Enrique Mora Navarro.


Asimismo, el ente está constituido por los presidentes de los Consejos Directivos Departamentales, los cuales, a su vez, están compuestos por los directores de las distintas conferencias que tiene cada municipio integradas por juntas que se configuran con personas de la comunidad —. De ahí, además, están adscritos los Consejos Directivos Zonales, rama que solo existe en el país.


En el Oriente Antioqueño hay dos consejos de este último tipo: uno situado en el suroriente, y otro, al nororiente. La Ceja hace parte del primero. “La parte vicentina más fuerte está en Antioquia … Y el municipio es uno de los que mejor maneja el tema de los beneficiados”, afirma Sergio Andrés de Jesús Ríos Ríos, expresidente de la Junta Vicentina de La Ceja, hombre de tez morena, mejillas abultadas y ojos parecidos a los del Tití Pigmeo, el mono más pequeño del mundo.



Inicios de la obra solidaria en la localidad


La tarea y voluntad de servir a los pobres, propuesta por la asociación, llegó al pueblo hace 106 años, plasmando el propósito en la construcción de viviendas. De esta manera, un grupo de casas, todas hechas con materiales antiguos: tapia, bahareque, cemento … empezaron a conformar un barrio que por la cantidad de viviendas y la distinción en la población más tarde, los cejeños llamarían San Vicente, está ubicado en la carrera 21 y 22. En el municipio existen más casas de la Sociedad situadas en la calle 27 con carreras 18 y 19, y por la carrera 15, entre las calles 25 y 26.

“Cuando recibí las casas eran unos tugurios. A mí me tocó empezar a organizar las viviendas”, asegura Sergio Ríos, expresidente de la Junta Directiva Vicentina Foto cortesía: Sergio Ríos.

A finales del siglo XIX, Ricardo Botero, Manuel Uribe, y otros señores acaudalados, compraron algunas tierras, levantando en ellas casas que pudieran albergar a una población vulnerable, víctima de las desigualdades sociales. Ellos ignoraban la existencia de la Sociedad, así que crearon la junta desobedeciendo a la jerarquía establecida.


Sin embargo, a principios de 1900, el grupo de benefactores conoció la presencia de una entidad que compartía su labor desinteresada. Por lo tanto, a largo plazo, fueron integrándose a la organización general, y formalizando su cometido, dando por sentada, el 14 de febrero de 1914, la Conferencia San José de la Sociedad San Vicente de Paúl de La Ceja.



Al comienzo, las residencias eran dadas a las mujeres viudas. Ahora, tienen prioridad las madres cabeza de hogar o las parejas que están empezando a conformar una vida familiar.


Las fachadas de las viviendas eran blancas, amarillas, verdes, azules o rojas. Ahora, todos los frentes son del mismo color: verde oscuro y blanco, como la bandera de Antioquia. El cambio se hizo en busca de uniformidad e identificación.


Everardo Aguirre Rodríguez, operador agrícola que llegó al barrio en 1984, cuenta que, en el lugar, muchas veces, merodeaban miembros de grupos paramilitares. “En una madrugada, vinieron por un vecino que, según contaban, andaba en malos pasos. Tocaron la puerta muy duro, hasta pensé que era en mi casa. Entraron al lado, y se llevaron al hombre arrastrándolo por el corredor para matarlo por los lados del mirador, El Dinosaurio”, narra el exhabitante de 56 años de edad.


Luces y sombras entre las calles de San Vicente


El 26 de septiembre de 2020 Sergio Ríos, quien dirige un taller de arte litúrgico y fue expresidente del consejo departamental, estaba en su sala, un lugar que tiende a ser de otro estilo al usual: los muebles, el tapate cuadrado, la mesa en el centro, una lámpara color palo de rosa, más de cinco cuadros … hacen que cualquier huésped se sienta en la época barroca.


Detrás de Don Sergio se asomaba una obra suya de más de un metro y medio, era la pintura de la Virgen de la Sagrada Eucaristía que parecía mirarlo con ojos compasivos. El ambiente era tranquilo, los ritmos provenientes de la música instrumental, transmitidos por un dispositivo electrónico, se mezclaban con el cantar de los pájaros que estaban cerca, mientras él, hombre de 65 años, hablaba de las amargas experiencias que vivió los últimos años, cuando administraba la Junta Directiva Vicentina de la localidad.


El artista y decorador ha sido víctima de amenazas, enfrentamientos en espacios públicos y brujería una vez resultaron muertos todos los pájaros que cuidaba. Incluso, fue demandado a la Gobernación de Antioquia. Todo ello gracias a que, de acuerdo con sus palabras, varios sujetos no toleraban que les pidiera desalojar las casas es una problemática latente en el barrio, tanto así, que no falta quien no le gusta hablar del asunto por llevar tantos años en el lugar , que rechazara algún favor, cuando ya les había colaborado, o no veía justificaciones necesarias para hacerlo. “El error mío fue tener mucho contacto con el pueblo, no mantener una distancia”, confiesa en un tono reflexivo, pasando una mano por la parte inferior de su rostro.



A pesar de las problemáticas que hay en la Conferencia San José de la Sociedad San Vicente de Paúl de La Ceja, varios habitantes demuestran su sentido de pertenencia

También, dice que "la mayoría de la gente del pueblo piensa que las casas de San Vicente son para dárselas a la gente, y que vivan allí todo el tiempo que quieran, hay un tiempo establecido según el caso de cada familia". Ante esta situación, Rita Salay Valencia Londoño, presidenta de la Junta Directiva Vicentina cejeña, señala que “la problemática viene desde hace mucho tiempo, y le dejaron coger bastante ventaja. Yo he sido la única que lleva todo a las instancias legales … Si algún día entrego la Sociedad, jurídicamente, va a estar limpia en su totalidad”.




Desde un ángulo diferente, algunas personas declaran no estar a gusto con la administración de Sergio Ríos porque, según ellas, se presentaron irregularidades en la gestión y preferencias con algunos habitantes de la zona. Del mismo modo, una familia comenta que la convivencia entre ciertos vecinos se torna pesada. Pero, no todos se ven involucrados, pues otras personas prefieren no relacionarse mucho con los demás habitantes.


Además, hace un tiempo, un grupo de jóvenes se había instalado en el barrio para consumir sustancias psicoactivas, era una clase de microtráfico. Por lo tanto, la Junta Directiva Vicentina tomó como medida la implementación de cámaras de seguridad en el callejón que está en el barrio.


Sin embargo, no todo es color gris. Durante todo el año, por lo regular, se llevan a cabo actividades que pretenden incentivar el desarrollo humano de los habitantes, como capacitaciones en temas de interés general. Y otras actividades en fechas importantes: Navidad, Día de la Madre, Día del Padre y las fiestas al santo patrón de la Sociedad, tiempo en el que se pueden apreciar las banderas azules con la silueta de un pez en su centro es el logo de la SSVP en una que otra vivienda de la organización.


Además, la Conferencia San José de la Sociedad San Vicente de Paúl de La Ceja conformó un grupo juvenil. “La Sociedad, con la población juvenil, lo que ha hecho es incentivarnos a la práctica y al conocimiento de todo lo que emprendió San Vicente: ayudar a los más necesitados”, expone Ana María Suaza Castro, estudiante de Licenciatura en Ciencias Naturales, y mujer que se destaca por su espíritu de liderazgo.


“Me siento muy bien en estas casas … Como yo vengo del campo, siempre me ha gustado sembrar”, afirma Maria Evangelina, habitante del barrio

Por otra parte, en la casa de María Evangelina Patiño Villa, desde la puerta, un conjunto de plantas verdes recibe a todos los visitantes, dándoles la impresión de estar en una especie de selva casera. Además, pueden respirar el aire procedente de anturios, cuernos, helechos, coronas de espinas, rayos de luna, rosas, entre otras especies.


María Evangelina es una mujer que en sus gestos lleva impregnada la humildad, se siente afortunada de pasar sus días en San Vicente. No se queja de nada, dice que los servicios públicos le llegan a la perfección, aunque, según cuenta, no son proporcionales al estrato económico, nivel 2, en el que se encuentra el barrio.


Todos los habitantes que quedan, y los que vendrán más adelante, deben trabajar juntos, a pesar de las dificultades, para defender su territorio, tal como lo expresa Rita Salay. Al parecer, este patrimonio podría desaparecer a largo plazo. Según ella y Sergio Ríos, desde el Consejo Directivo Nacional buscan privatizar las viviendas, porque los problemas, que hace mucho tiempo se presentan, no ayudan a desarrollar el sentido de la labor original, la propuesta basada en plena paz y caridad, esa que llena de alegría a personas como Ana Delfa Galeano.


 
 
 

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