San Antonio de Pereira contada por Francisco
- orientandotemedio
- 6 may 2022
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Por: Estefanía Ramírez Giraldo
Francisco Zapata Gallego nació el 27 de febrero de 1936. Historiador y escrito que sus 85 años persevera en la reconstrucción de la historia de su pueblo, tuvimos la oportunidad de hablar con él quien nos contó acerca de San Antonio de Pereira y del negocio de postres que tiene allí, uno de los lugares más representativos de este pueblo.
A pocos kilómetros del parque principal de Rionegro, en dirección sureste, se encuentra el San Antonio de Pereira, antiguamente fue un caserío indígena que debe su denominación a la imagen de San Antonio hallada por una mujer nativa, a orillas del río “La Pereira” a mediados del siglo XVII.

Foto cortesía, San Antonio de Pereira
San Antonio de Pereira fue una parte muy importante de Rionegro por el lado histórico, tanto que fue un asentamiento indígena. El río negro dividía el centro de Rionegro de San Antonio por un puente que hoy conocemos con el nombre del puente Mejía. Entre estos dos extremos había una especie de abismo entre indígenas y colonos, pues era una población totalmente distinta, los colonos, españoles y sociedad de caché eran del río para Rionegro y del río para San Antonio (hacia el sur) el asentamiento indígena tan importante que tuvo un corregidor, quien era una figura de autoridad indígena.
Con el progreso la figura de corregimiento fue descartada porque en la parcelación del país solo se le daba a una vereda que fuera muy importante y que estuviera retirada de la cabecera municipal, tanto el departamento de Antioquia como la cabecera de Medellín canceló lo de corregimiento y San Antonio vino a quedar como un sector turístico de Rionegro, como la puerta de este municipio para entrar al Valle del Oriente.
En San Antonio se producía un elemento muy importante en ese tiempo, los indios sacaban aceite de higuerilla que es un palo que produce unos frutos parecidos a la vaina del fríjol, eso lo trillaban ellos a mano y de ahí sacaban el aceite que servía para alumbrar en las iglesias y para el alumbrado de las familias porque no en ese entonces había energía eléctrica.
Las indias de San Antonio viajaban a Rionegro a comprar los insumos el sábado, salían en gallada a vender sus cosas y a recoger ropa de la alta sociedad para ir a lavarlas en una quebrada o río que se llama la Pereira. Un día una lavandera encontró en la quebrada una imagen de unos 10 centímetros de altura, en material de plata; la cogió y se la llevó al cura que iba a evangelizar cada ocho días. El padre la bendijo y le dijo que ese era San Antonio de Padua que se caracteriza por tener el breviario con un niño sentado ahí acariciando al señor; de ahí nace el nombre “San Antonio” pero allá decidieron ponerlo San Antonio de Pereira.

San Antonio de Padua en el museo de postres
El turismo comenzó a tomar poder, los turistas se alimentaban de empanadas y chicha que hacían los indios; llegaban gente de Antioquia y del extranjero. Pero a este lugar le hacía falta un “bocado exquisito para el turista caché”, decía don Francisco. Y así fue como su hijo se empezó a interesar por el postre y decide enriquecer las fórmulas con sabores e ingredientes de primera calidad. Comenzaron en una pieza haciendo postres, "un empuje de un paisa" así lo describe él. Luego consiguieron el local donde queda actualmente el cual era más pequeño, lo ampliaron con el transcurso del tiempo. Es un negocio familiar que llamaron Postres San Antonio en el cual llevan 20 años, pero con el museo que hace parte del montaje del negocio llevan más de 80 años.
Lo que diferencian de otros postres es la calidad, manejan más de 50 postres, el que más se vende es el de leche asada, que es la especialidad de la casa. Los postres cuestan ocho mil Hacer un postre tiene su ciencia, él dice que no es hacer un chocolate. El sabor equilibrado, los materiales de primera. A este lugar no solo se va a comer postre sino a conocer de historia
El Aventurero de Antonio Aguilar; una colección de cuadros mustios del pintor italiano Giovanni Bragolin, la bicicleta Girardengo -caballo de hierro- en la que el ciclista marinillo Ramón Hoyos se hizo pentacampeón de Colombia en la década del 50; los tres primeros directorios telefónicos de Rionegro ilustrados a puño y letra con emblemas de la historia local y las primeras ediciones de los diarios El Colombiano y El Espectador, son algunos de los erarios prehistóricos que Francisco Zapata Gallego tiene pegados de las paredes de su local de postres en San Antonio de Pereira.

Además, tienen dos premios; uno se lo concedió el municipio de Rionegro otorgándole la condecoración más alta que tienen, San Nicolás el Magno de Rionegro en oro por su aporte que a través de su vida ha dado a este municipio, pues es autor de varios libros como De nuestra cara independencia, Recordar es vivir, San Antonio de Pereira, entre otros. Condecorándolo en la parte histórica, él dice que la historia es muy amplia y la define como multifacética, civil, profana, religiosa, local, nacional, mundial.
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