La esperanza nunca se ha ido
- orientandotemedio
- 26 oct 2020
- 2 Min. de lectura
La esperanza nunca se ha ido
Categoría: Memoria
Por: Vanessa Henao y Alejandra Delgado
La Esperanza, es una vereda anclada en una montaña de El Carmen de Viboral, rodeada
del verde natural y azul cristalino del agua de sus ríos, colores que fueron manchados con
dolor, sangre y angustia en el año 1996, La Esperanza fue golpeada por la guerra, entre
junio y diciembre desapareciendo a 21 personas, según Flor Gallego, Lideresa de esta
población, esposa y hermana de dos de los desaparecidos.
“El 21 de junio se llevan dos, el 25 de junio se llevan cinco, el 27 de junio se llevan a
“Irene”, el 7 de julio se llevan tres, el 9 de julio se llevan cuatro y el 27 de diciembre se
llevan otros dos, sin contar con los cuatro que se habían llevado en septiembre que no están
denunciados porque muchas familias por miedo no fueron capaces de hacerlo”.
El caso de Irene fue considerado para la comunidad de La Vereda como un falso
positivo, así está registrado ante la autoridad, según se cuenta, “La tomaron de civil, le
pusieron uniforme y un bolso y la presentaron como guerrillera tres días después de su desaparición en la fiscalía del Santuario, 15 días más tarde, el 16 de julio en la celebración de La Virgen del Carmen la vieron con El Ejército”.
La Esperanza vive la re victimización desde hace 23 años, como señala Doña Flor, re
victimizar es no tener verdad, no tener investigación, no tener justicia, sin embargo la
unidad es su fortaleza más grande; estar unidos y el denunciar día a día, y además cada día
esperar, soñar y llorar a sus seres queridos.
“Nuestro corazón es de piedra de resistencia” Afirma la lideresa, que lleva 23 años de
inagotable esperanza, denuncias, marchas y actos conmemorativo y que a pesar, de que La
Corte Interamericana fallara a favor y condenara al Estado por su responsabilidad ante los
hechos, manifiesta que La Esperanza va a descansar solo cuando se pueda tener la verdad,
cuando El Estado demuestre que sí buscó a los desaparecidos y que esclarezcan lo que en
realidad sucedió. El descanso entonces sería encontrar a sus familiares y hacerles una
cristiana sepultura.
La Esperanza no cuenta con un salón para la generación de memoria de las víctimas, por
eso acuden a otras maneras de recordación como las movilizaciones, denuncias, pendones,
fotografías, obras de teatro y actos culturales que mantienen viva la ilusión. Doña Flor, por
su parte continúa su propia lucha, que no incluye solo encontrar a su esposo y sus hermanos
Juan Carlos Gallego Hernández y Octavio de Jesús Gallego Hernández “Si yo encuentro a
mi esposo y a mis hermanos, pero los demás no, no es el día en que ya descanse, es el día
que yo me pare y me levante a ayudar a buscar los más de 90.000 desaparecidos que tiene
Colombia
"El desaparecido es desaparecido cuando tú dejas de recordarlo"

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