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Helado de aguacate: peculiar derivado del oro verde en las tierras sonsoneñas

  • orientandotemedio
  • 6 oct 2021
  • 4 Min. de lectura

Por: María Isabel Moreno Carmona


Antes de llegar a la entrada principal de Sonsón, a varios kilómetros de distancia, la persona, que pasa por la carretera pavimentada, se topa con un paisaje recreativo: los verdes de las montañas cambian en cada tramo. Verde esmeralda, verde enebro, verde musgo, verde albahaca … el campo es un espectáculo para los ojos de quien lo aprecia.


Si el turista o habitante decide avanzar más, justo en Tasajo, una de las 108 veredas con las que cuenta el municipio, encuentra las aguacateras que aparecen en medio del panorama como una ofrenda abundante. Además, pasa por el negocio de Carolina Loaiza Marín, una mujer contagiada del espíritu emprendedor y pujante, característico en el paisa campesino, esa cualidad notable en el acento de doña Caro como la suelen llamar con afecto y respeto un apelativo que pasó a formar parte del nombre de su microempresa.


Helados doña Caro empezó hace cuatro años; pero, la idea de hacer helados inició en la primera década del siglo XX, y fue motivada por la intención de obtener una fuente de ingresos adicionales para el sustento de sus cuatro hijos. Poco a poco fue creciendo en el voz a voz de la comunidad.


Entre diversas combinaciones de sabores a base de frutas naturales: piña, mora, queso, arequipe, durazno, kiwi, maní, cereza, coco, pasas, milo, brownie, brevas y arándanos, en su puesto de venta resalta la crema de aguacate. “Esta línea surgió en la mente de un cultivador de la vereda. Fue llamativo e innovador, a todos les causaba una enorme curiosidad, era algo desconocido … Da felicidad y satisfacción que los helados gusten tanto”, expresa Carolina, víctima de la cruel época de violencia en Colombia.



Helaguacate y Helados doña Caro llaman la atención de propios y visitantes, haciendo que se pregunten e inquieten por el sabor de los helados de aguacate Foto: cortesía Helaguacate

Por otro lado, Helaguacate es una microempresa que, de igual modo, utiliza la materia prima que ha prosperado en las fértiles tierras sonsoneñas. Su nombre surgió del ingenio de un amigo de los artífices del negocio, y, como indica, se trata de una combinación exótica para la cultura gastronómica de la región: helado y aguacate.


Todo empezó a mediados de agosto, con un guacamole. Luego, se experimentó con dulce y el uso de la misma cáscara del aguacate para hacer los helados. La idea fue obra de Sandra Montes Jaramillo, esposa de Carlos Andrés, con quien emprende este proyecto de autoempleo. “Nos vemos como distribuidores en muchas partes. La acogida del público ha sido muy buena, al probarlos les ha gustado mucho, eso es lo que más nos ha motivado para seguir”, señala el vendedor. “En lo poco que llevamos, nos invitó la persona encargada del área de emprendimiento a participar de una feria en el Parque Principal de Sonsón”, agrega.




Asimismo, doña Caro agradece a la Administración Municipal por la colaboración que le han brindado. “Me han tenido en cuenta para capacitaciones, cursos con el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje), emprendimientos con la Oficina de Emprendimiento y Desarrollo. También, pienso que el cultivo de aguacate es maravilloso, la gente ha vuelto a resurgir después de tanto tiempo de violencia que tuvimos hace unos 20 años. Trajo desarrollo, empleo, turismo, entre otros aspectos para el mejoramiento del pueblo”.


Sin embargo, hay quienes no están a favor de la siembra masiva de aguacate por sus múltiples implicaciones sociales, ambientales y económicas. Edwin Andrés Montes, alcalde de la localidad, ha recibido quejas por parte de colectivos ambientalistas y demás grupos sociales. “Dicen que esteriliza el suelo, que el campesino dueño de la tierra pasa a ser jornalero …”, expone con una mirada que refleja la fatiga proveniente del ajetreo laboral.


“La Alcaldía motivó la posibilidad de que los campesinos exportarán el aguacate puesto que el pago es mejor … Yo promuevo que ellos en vez de vender su tierra, la siembren, y mejoren su calidad de vida, y lleguen a ser sus propios empresarios”, manifestó el mandatario.


El cultivo de aguacate es el principal rubro productivo agrícola en Sonsón, desplazando al café y otras siembras tradicionales de la localidad.

Uriel Posada, docente en ciencias sociales de la Institución Educativa Técnico Agropecuario y en Salud de Sonsón, insiste en los efectos negativos, en comparación a lo que ha pasado con el cultivo en países como México y Chile: reducción del agua, violencia como producto de la riqueza que genera la producción, intoxicación por agroquímicas, plagas y contaminación, desarraigo del campesino, aislamiento del animal, etc.


En relación a esto último, Carolina Loaiza destaca que trata de buscar aguacates orgánicos, que el productor no trabaje con químicos para que sus helados den un buen sabor y sean de calidad, lo que, a veces, se convierte en una dificultad por la escasez en temporada de baja producción.



Por su parte, Edwin Andrés Soto, ingeniero agrónomo, asegura que se está trabajando para volverlo un cultivo sostenible con certificaciones para el beneficio no solo del aguacate, sino también de la sociedad y demás factores ambientales, al economizar agua y productos agroquímicos, y al usarlos únicamente para controlar plagas y que no sean muy contaminantes.


Del mismo modo, como experto afirma que la variedad Hass es la perfecta para hacer sus derivados por el nivel de cremosidad. De este tipo de aguacate salen cremas, aceites, jugos y otros productos como los helados. Además, dice que el Reed, otra variedad, es una buena opción por sus componentes.


Laura Alejandra Bedoya, sonsoneña y estudiante de Comunicación Social, frente a esta apuesta gastronómica con el aguacate, puntualiza que “le da otro sentido a lo que es el fruto. El tema de innovación y crecimiento potencia el turismo, y crea una oferta novedosa y diferente. Sin duda, esto demuestra la capacidad de los orientales para aprovechar todo lo que se encuentra a su alrededor”.

 
 
 

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