Estigmas sociales
- orientandotemedio
- 11 abr 2022
- 3 Min. de lectura
Por: Juan Felipe Valencia Sánchez
En nuestra sociedad no seguir una doctrina, ser amante o seguidor de la música punk, metal o rock, y como hombre llevar el cabello largo, es sinónimo de estar por fuera de lo cotidiano y tener que soportar los estigmas que se podría pensar estaban terminados en la actualidad por los cambios y la inclusión social. Pero, que sigue estando más presente, sobre todo en nuestra región del Oriente antioqueño, con el señalamiento a las personas con gustos musicales, forma de vestir y manera de llevar el cabello, diferente a ‘la gente común’.

“El estigma es muy feo porque yo no tengo ni estigmas ni cruces, yo no me defino según lo que yo me vista o según como yo crea que sea. Pero a veces muchas personas sí tienen eso. Si ven a un barbado, peludo de negro, dicen o piensan que es satánico. Y aparte de que yo sea satánico o no, no quiere decir que yo le haga mal a la gente”, dice un integrante de una banda de Blackened Death Metal del Oriente de Antioquia.
Julián Felipe Rodríguez es chef, músico y actor de teatro. Es defensor de sus ideas; pero no las quiere imponer porque respeta lo que los demás piensen o crean. Es baterista de la banda de Blackened Death Metal de Colombia ‘Vitam et Mortem’ con la que ha podido recorrer varias ciudades del país (Pasto, Bogotá, Manizales…) y también ha tenido la oportunidad de viajar a países de Europa y Sudamérica (como Italia y Ecuador), donde no se ve tanto la etiqueta hacía las personas que ‘desencajan’ de los estándares sociales.
Es anticristo sí, pero no satánico como muchas personas lo pueden referenciar. “La primera cruz al revés la hice en el colegio, en el taller de electricidad. Uno tenía que dañar la plancha y llevarla para arreglarla, ya uno sabía que tenía que hacerle y ganaba la materia. Entonces me puse a hacer otras cosas mientras terminaba la clase, y llegué a mi casa con esa cruz al revés y mi mamá me vio y se puso a llorar”.
––Uyyy mijo que es esa cruz al revés––.
––Ma, primero que todo me di cuenta que soy anticristo, porque no me funciona ser como ustedes, que supuestamente siguen a Cristo pero hacen absolutamente todo lo contrario, entonces yo si quiero ser contrario––.
“Aunque lo más teso es que uno tira a ser contrario al man, pero el man (Dios) dijo unas chimbas de cosas que le funcionarían al mundo si lo hicieran. Sino que la gente que empieza a seguir a otra gente se obnubila”, dice Rodríguez.

Es normal para Julián que la gente siempre lo mire raro porque hasta lo asemejan con Jesucristo, peludo y barbado. “Lo que la gente no se imagina es que soy más anticristo que un… pero yo no manejo la mala para nadie. Incluso los papás de niños me miran feo y los niños me saludan, me quieren dar la mano, me hacen un guiño, o me hacen cualquier cosa, y yo le sigo el juego es a los niños, porque los niños sienten las energías. Los papás están más enfocados en ver el exterior, la facha”, reitera el músico.
La banda de Blackened Death Metal se creó en El Carmen de Viboral con músicos que quedaron de otras bandas que querían hacer música. La unión se hizo para cantarle a la vida y a la muerte, en una época de violencia que se vivió fuerte en el 2000 y 2001, tiempos difíciles donde uno salía y encontraba un muerto en la esquina o en la cuadra. Y aunque hay personas que los tildan de satánicos, ellos tienen clara la elección de su música como lo cuenta el baterista:
––Una cosa es ser satánico y otra cosa ser anticristiano, la figura de lucifer y satanás es del cristianismo. Vitam nace por la necesidad de gritar las inconformidades y cantarle a los muertos, a quienes mataron por cosas absurdas, por la corrupción constante en este país. Nunca se pensó en satanismo ni nada de eso.
El señalamiento lo ha vuelto selectivo con las personas, no le interesa llevar a su casa gente que no quiera, y dice que hace mucho rato las opiniones despectivas o que quieren tachar de algo a alguien le dejaron de interesar, “yo a eso ni le paro bolas. Mucha gente me dice ––yo pensé que usted esto o aquello, ––ah vio, y si vio que no––. No me interesa caerle bien a todo mundo”, puntualiza Julián.
“Es muy bonito encontrar a niños y a gente que lo reconoce a uno y que lo saluda, que le dice cualquier cosa porque sabe que uno es buena persona. Independiente de sus creencias, independiente de sus vueltas. Yo nunca le he deseado el mal a nadie”, finaliza el baterista.
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