En Guarne se viaja en chiva
- orientandotemedio
- 2 nov 2020
- 3 Min. de lectura
Por Wendy Flórez Isaza
“¡Qué orgullo es poder conducir este patrimonio, no solo municipal sino nacional,
porque son los buses escalera patrimonio de Colombia que reluce su belleza!” entona
con auténtica emoción Jawman Ochoa, joven conductor de chiva del municipio de
Guarne.
En las madrugadas frías del primer pueblo del Oriente Antiqueño, donde la niebla y el
sereno gotean entre las tejas de cada casa, donde sus habitantes salen presurosos y
abrigados a comenzar el nuevo día. Unos se dirigen a sus trabajos, otros a sus estudios y
uno que otro hace esta actividad a la inversa: va hacia su hogar después de una larga
jornada de trabajo. Las calles de un municipio frío se van llenando de calor humano, de
personas con bufandas y abrigos, deseando un caluroso “buenos días” a cada transeúnte
que encuentra. Quizás, por casualidad o por rutina, caminan juntos cuadra por cuadra,
pasando por el solitario parque, santiguándose frente a la iglesia Nuestra Señora de la
Candelaria, anhelando bendiciones para el nuevo día.
Dos cuadras más abajo pasando por entre locales cerrados, barberías y peluquerías a
medio abrir, donde los comerciantes ya se preparan para el ajetreado lunes que
comienza. Los árboles húmedos y los columpios solos de un parque que en los días
goza de risas, pero que a las 04:30 a.m. con una luz amarilla de una triste lámpara
reciben en su calle principal, la primera chiva con destino hacia Rionegro.
Su chofer engalanado con su uniforme, le hace honor a su fiel compañera de trabajo que
llega con sus vistosos colores vivos, esos verdes, esos amarillos, morados y azules que
brillan con aquellas luces puestas en cada rinconcito de sus carrocería, resaltando sus
llamativos e icónicos nombres pintados a mano adelante y atrás en el bordo de su
capacete, en homenaje a su tierra, a su familia o a alguna tradición ancestral. “La
Cucharita”, “El Soberano”, “El corcel negro”, “El Bucanero”, “El palomo”, “La
Juliana”, “El cristo rey”; son algunos de los nombres de los 31 buses escaleras que
laboran en Guarne, no solo hacia Rionegro sino hacia las veredas montañosas que estas
trota caminos recorren diariamente.
Los pasajeros suben uno por uno en cada una de las siete u ocho bancas que pueden
llegar a poseer estos gigantes del camino, este primer recorrido de los cuatro o cinco que
normalmente hacen cada una de las escaleras. Chofer y ayudante suben y encienden el
motor, con la bendición del Cristo crucificado que pintado cuidadosa y detalladamente
en la parte superior de la cabina posa su mirada en un hombre que por hora y media
recorrerá la autopista conectando dos municipios y con la tierna mirada y la compañía
de su patrona, la Virgen del Carmen, se santiguan y piden regresar a salvo.
Es hermoso ver cómo un trabajo como este, se hace con tanta pasión, no importa las
horas, el trasnocho o el cansancio. Cada chofer se levanta en la mañana convencido de
que no se equivocó de profesión.
Y así es como se viaja en Guarne, en bus escalera, en la trotamontes, ¡en chiva! Muchas
personas oriundas de otros municipios o de la ciudad de Medellín se suben a estos
vehículos de vez en vez, cuando hay un paseo o por algún tour en Feria de Flores o en
diciembre; sin embargo, los guarneños tienen el privilegio de poder subirse a su
patrimonio cultural todos los días, y es algo que se debe defender, porque el implemento
de nuevos sistemas de movilidad están dejando de lado no solo cultura, sino el sustento
de cientos de familias que, en la mayoría de municipios del Oriente Antioqueño, viven
de una chiva.

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