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Doña Mercedes y don Luis, dos vendedores ambulantes

  • orientandotemedio
  • 30 may 2022
  • 3 Min. de lectura

Por: Estefanía Ramírez Giraldo


María Mercedes Ospina es una vendedora ambulante oriunda de Rionegro, quien lleva tres años en el punto del parque de este municipio, desde los seis años sus padres le enseñaron las ventas. Es así como toda la vida se ha dedicado a este oficio.

Para ella y para su esposo el día comienza desde las 4 a.m. para estar a las 5:15 en el negocio y abrirlo a las 6 a.m. hasta las 6:20 p.m. Ella llega a prender la cafetera, a hacer aseo general en el punto y afuera en el área que les toca. A pesar de que el gremio de vendedores ambulantes lo tiene tan cerca, Doña María no se fía en el trabajo de los otros, sino en el de ella.

La alcaldía les da la oportunidad de trabajar en estas casetas, ellos solo tienen que pagar un impuesto que vale entre $45.000 y $75.000. Además, con la firma de los primeros 50 contratos para el aprovechamiento del espacio público, inició la reapertura económica legal y segura para 115 comerciantes semiestacionarios del municipio.

Lo que más venden en ese punto son tintos, pericos y aromáticas; pero también vende mecato y cosas al menudeo. Tienen clientes fijos, pero también muchos que van de paso. El tinto que hacen es muy acreditado por los mismos clientes.


Doña Mercedes tuvo un receso de trabajo de dos años, antes tuvo caspetes en una constructora durante 10 años. Tenían un negocio, en Pietra Santa, en San Antonio de Pereira y en las bodegas que quedan al frente de la Nacional de Chocolates; pero lastimosamente después de un tiempo se terminaron las obras en ambas partes.

Las ventas en esos negocios a veces son buenas, otras veces regulares, pero ella cree que la “constancia” es la clave para llevar bien las cosas. Trabajan de lunes a domingo, pero descansan dos domingos al mes porque se les vuelve muy duro. Ella afirma que “la salud también se debe cuidar”.

A pesar de que ella y su esposo han pasado por situaciones difíciles ahí están dándole la guerra a la vida, así lo manifestó Doña Mercedes. Durante la cuarentena también la pasaron mal puesto que ellos estaban en un puesto público y claramente los hicieron encerrar ahí mismo. Sin embargo, tienen tres hijos que les ayudaban a pagar el arriendo y a mercar.

Por su parte, también se tuvo la oportunidad de hablar con Luis Eduardo Martínez Giraldo, vendedor ambulante de “Chaza la provincia” la cual también está ubicada frente al centro comercial Karla Sofía del municipio de Rionegro. Él lleva 20 años trabajando en este negocio.

Anteriormente trabajó 15 años con el municipio de Rionegro, pero lo despidieron con la ley 617 del 2000. Trabajó en el aeropuerto recién inaugurado durante tres años, pero en vista de no tener más empleo llegó a esta chaza.

Don Luis se levanta a las a las 5:30 de la mañana, sale a caminar media hora y luego se va para su negocio a abrir a las 6 a.m. hasta las 7 de la noche. Antes él trabajaba hasta las 9 de la noche, pero debido a la inseguridad del municipio ya trabaja hasta más temprano, él dice que siempre se presentan cositas por ahí malucas, entonces prefiere no arriesgarse.

Al contrario de doña Mercedes él sí está más retirado del otro gremio de vendedores por eso dice que su relación con los otros es mínima porque el punto en el que está ha sido estable hasta el momento. En su chaza vende chicles, papitas, confitería, minutos y hasta recargas. Tiene clientes fijos, clientes que pasan todos los días para sus trabajos a comprar sus cigarrillos, dice don Luis.

Durante la pandemia la alcaldía les facilitó préstamos para poder sostenerse debido a que ellos como puestos públicos quedaban sin poder vender absolutamente nada entonces para que tuvieran un sustento.

La preocupación que produce la necesidad de sobrevivir y conseguir el sustento diario es lo que empuja tanto a doña Mercedes como a don Luis a enfrentar las calles y el comercio. Basta con recorrer un pedazo de calle o avenida para evidenciar la variedad de productos ofrecidos por quienes se dedican al “rebusque”. Helados, crispetas, paletas, algodones, juegos y hasta música se podrá encontrar en la informalidad laboral.

A pesar de lo duro que parezca trabajar en las calles doña Mercedes, don Luis y los demás vendedores seguirán viendo en actividad una oportunidad para salir adelante. Lo preocupante es que cada vez se ven más vendedores en las calles, pues a pesar de los controles que realizan las autoridades con las ventas ambulantes esta cifra va en un vertiginoso ascenso.

Igualmente, desde la Secretaría de Gobierno, a través de la Subsecretaría de Convivencia y Control Territorial, se dio cumplimiento al Plan Maestro de Espacio Público, dando legalidad a las ubicaciones de los vendedores rionegreros.




 
 
 

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